Jagualácticos/as, Konami ha dado de que hablar en los últimos años, desde el anuncio del impresionante remake de Silent Hill 2 y poco tiempo después, remasterizaron los primeros juegos, y dejarían caer la bomba que todos esperábamos, el remake de una leyenda, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. Un juego amado y que incluso muchos dábamos por muerto.

Cualquiera que lleve un control en la mano ha escuchado el nombre de Hideo Kojima. El genio detrás de Death Stranding y que forjó su leyenda con Metal Gear, una saga que rompió moldes y redefinió el concepto de stealth action. Tras su salida de Konami en 2015, después de casi tres décadas, las esperanzas para Snake y su equipo se desvanecieron. La premisa era clara: Metal Gear no sería lo mismo sin su visionario. Y el tiempo lo confirmó; Metal Gear Survive pasó sin pena ni gloria, dejando un silencio solo interrumpido por alguna colección remasterizada.

Pero Konami fue inteligente. De alguna forma, en lugar de intentar una arriesgada secuela sin Kojima, optaron por una jugada maestra: agarrar una de las obras maestras indiscutibles de la saga o el más querido por los fans y darle un tratamiento de remake completo. No es un simple lavado de cara con texturas en alta resolución, sino una reconstrucción desde cero. Eso sí, esto nos lleva a la pregunta del millón: ¿qué significa hoy un “remake”?

Los hay fieles como un espejo, otros que añaden contenido, y algunos que se toman libertades creativas. Metal Gear Solid Delta cae en la primera categoría: es un remake 1:1, exageradamente fiel. Mantiene la esencia pura del original, pero con controles modernos y una larga lista de mejoras de calidad de vida, a la par de si es un juego bien optimizado, lo cual deberían aprender muchos, todo ello envuelto en el potente (y a veces polémico) motor Unreal Engine 5.

Para este análisis, vamos a dividir la crítica en dos frentes: como remake (para los veteranos que ya conocen el juego, que ya se saben el más mínimo detalle) y como juego (para los reclutas que se estrenan en la misión).

Para los Veteranos: ¿Vale la Pela Volver?

Este remake es la excusa perfecta para revivir una de las mayores aventuras de la historia de los videojuegos. Y cuando decimos “revivir”, es literal. La fidelidad es tan extrema que resulta hasta excitante o como si lo jugaras la primera vez.  Aunque el juego dice “hecho y de la visión de Kojima” no me dejó boquiabierto en cada nuevo giro de la trama o escena… pero no por falta de calidad. Snake Eater sigue siendo sublime. La razón ¡es que es idéntico!, el mismo voice acting icónico, las mismas cinemáticas memorables, los mismos mapas. Es como visitar la primaria donde hiciste muchos amigos, pero completamente renovada y espectacular para los tiempos actuales. Agregado a esto, se incorpora controles contemporáneos, opciones de cámara mejoradas y contenido adicional.

Lejos de ser un ejercicio de nostalgia, este lanzamiento responde a una necesidad clave para Konami con los sistemas y la narrativa compleja de la franquicia, sirviendo como un puente esencial para entender su ADN antes de posibles proyectos futuros.

¿No sabes de qué va?

Snake Eater fue el tercer juego de Metal Gear Solid, pero es el primero en la línea de tiempo. La historia de Snake Eater es también una de las salidas más fuertes de la franquicia, una mezcla de travesuras de la Guerra Fría al estilo James Bond de la década de 1960 con grandes preguntas sobre los conflictos y la violencia internacionales. La desilusión del protagonista Naked Snake y su descenso al villano Big Boss es épico, trágico y sincero. Además, hay un tanque nuclear que camina sobre sus patas traseras, un equilibrio perfecto entre tontería y seriedad.

Pero con el apoyo de la misteriosa espía Eva, Snake comienza a ganar terreno. La narrativa está repleta de giros inesperados. Si bien MGS2 es famoso por sus revelaciones alucinantes hacia el final, Snake Eater dosifica sus cartas con maestría, construyendo una tensión que no decae hasta que llegan los grandes golpes dramáticos. Esa paciencia narrativa tiene su recompensa, manteniéndonos en vilo, esperando que en cualquier momento estalle la bomba.

Los Gráficos

La diferencia más evidente entre Metal Gear Solid Delta y el original es, sin duda, el brutal salto visual gracias al Unreal Engine 5. Eso sí, hay un intercambio: aunque perdemos parte de esa atmósfera estilizada e inconfundible del juego de 2004, ganamos un nivel de fotorrealismo que impacta.

Los rostros de los personajes ahora transmiten emociones con un detalle impresionante, y los entornos —desde la jungla sofocante hasta las bases militares— se sienten vivos y creíbles. Es como si realmente estuviéramos pisando el suelo pantanoso de Tselinoyarsk.

Puede sonar raro mezclar unos gráficos de última generación con una jugabilidad que se mantiene fiel al original, pero curiosamente, esta decisión refuerza el espíritu de Snake Eater: el sigilo naturalista. Ahora, cuando Snake se arrastra por el barro, no solo se mancha el uniforme —el lodo se adhiere a su traje y afecta directamente su visibilidad. Son detalles que conectan la estética moderna con la esencia táctil del juego.

CONCLUSIÓN

Metal Gear Solid: Snake Eater no es solo un clásico: es una experiencia esencial que todo jugador debería vivir al menos una vez. Y con esta versión Delta, Konami nos brinda la oportunidad perfecta, tanto para quienes buscan revivir la leyenda como para los que se acercan por primera vez.

El combo es irresistible: un lavado de cara visual espectacular y unos controles modernizados que hacen que la jungla de Tselinoyarsk se sienta más viva y accesible que nunca.

Sí, el futuro de Snake sigue siendo una incógnita. Pero mientras Konami decide qué hacer, Delta nos permite redescubrir el pasado con unos gráficos y mecánicas impresionantes. A veces, volver a los orígenes con lentes nuevos es justo lo que necesitamos. Es por eso que te recomiendo al 100% que tengas este título en tu biblioteca a la de ¡Ya!