REVIEW A LA CASA MÁS OSCURA

REVIEW A LA CASA MÁS OSCURA

Jagualácticos/as, el género de terror en los últimos años ha entrado en un decaimiento considerable. Ante el uso excesivo de elementos clásicos como historias bastante flojas o predecibles, también es un hecho como el espectador se ha vuelto excesivamente “exigente” por llamarlo de alguna manera.

Contamos con algunas excepciones y una de ellas ha llegado en el momento no se si decirlo adecuado, pero comprueba aun lo que tiene para sorprendernos. La casa Oscura, nos ofrece sucesos sobrenaturales que van a fascinar y sorprender a los fanáticos del género.

Beth (Rebecca Hall) es una joven maestra que se encuentra afrontando la dolorosa e inesperada muerte de su esposo, Owen (Evan Jonigkeit). Ante este impactante momento, decide permanecer en la casa junto al lago que él había construido para ella. A pesar de tratar de llevar la situación de la mejor manera posible, Beth comienza a tener pesadillas bastante perturbadoras.

Pero lo que parecen sueños horribles, son visiones espeluznantes que la han llevado incluso a dudar sobre si realmente se encuentra emocionalmente estable. Pero poco a poco estas mismas “alucinaciones” comienzan a cobrar sentido cuando decide indagar sobre esto al revisar las pertenencias de su marido.

No queremos profundizar alrededor de la narrativa debido a que entre menos tengan conocimiento sobre ella, podrán disfrutar esta misma. Es un hecho que conforme vaya avanzando, seremos absorbidos (tal como nuestra protagonista) a una experiencia escalofriante en donde nada es lo que aparenta.

UN MISTERIO DONDE LA RESPUESTA ES SUBJETIVA

La forma en que se construye toda esta situación es el mayor atractivo del filme; cada secuencia detonará siempre una tensión sobre nosotros como espectadores siendo fundamental poner atención a cada detalle presentado. El balance sobre misterio y terror esta excelentemente bien balanceado, siendo bastante difícil perder nuestro interés.

Limitar a solo fenómenos paranormales seria quedarnos cortos; implementar elementos mitológicos y artes oscuras fueron adaptados para impulsar aún más esa sensación de estar ante algo fuera de nuestro conocimiento. Un ejemplo de esto es la muñeca vudú, un tanto clásica pero abordada de una manera diferente.

Pero ¿Cómo se logró conectar con la audiencia para hacer sentir y ver las mismas cosas que Beth? Se denota el desafío que tuvo que afrontar la producción para lograr dicha acción, sobre todo al ser parte fundamental de la trama generar esa sensación de duda sobre lo que esta siendo real o es un mero engaño a nuestros ojos. Para alcanzar este resultado, se utilizaron en la técnica artística de la perspectiva forzada, así como en conocidas ilusiones ópticas como el famoso “Jarrón de Rubin”.

DIRECTOR CONOCEDOR + REFERENCIAS= ÉXITO

El conjunto de tantos factores es sin duda la formula ganadora para concretar un largometraje de esta magnitud, pero, tener el material solamente no garantizaba nada y por ello no hubo mejor decisión por parte del estudio que llamar al director David Bruckner, un cineasta con amplia experiencia dentro de los géneros de suspenso y horror al haber formado parte de producciones como “La Señal” o “Crónicas del Miedo”.

Para complementar mejor su visión, Bruckner tomo inspiración de otras cintas; entre sus influencias se encuentran títulos como “Repulsión”, El Cisne Negro, “Personal Shopper y “The Babadook”. Las referencias de las ya mencionadas se encuentran ejecutadas de una manera sutil, logrando no caer en un simple “copiar y pegar” para no arruinar el trasfondo escrito por los guionistas Ben Collins y Luke Piotrowski. Por supuesto el legendario y maestro del horror, Alfred Hitchcock fue una inspiración fundamental en este proyecto al tomar ideas como explorar los sueños o explorar mundos distorsionados.

BANDA SONORA Y LOCACIONES DE MIEDO.

Como buena película de este tipo, el soundtrack es indispensable para crear un ambiente emocional adecuado para la audiencia. El elegido para esta ocasión seria Ben Lovett, cuyas melodías logran reflejar con mayor potencia los momentos espectrales en cada secuencia donde presenciamos dichos actos para darnos el remate en el momento indicado.

Las locaciones son de gran importancia para poder reflejar ese escenario tranquilo, pero a la vez perturbador, tan pacifico que la incertidumbre surgiera del mismo entorno. Todos los acontecimientos fueron filmados en las afueras de Nueva York, justamente en el Lago Skaneateles, elegido por capturar todo lo antes mencionado. El hogar de esta pareja es otro personaje importante al ser nuestro guía en este misterioso viaje lleno de misterios ocultos en cada rincón, esperando tomarnos desprevenido. Se nota el tratamiento sobre los aspectos del interior de la casa para hacer funcionar este concepto tan envolvente.

UNA SOLA ACTUACION Y EL TRANSFONDO UNIDOS EN UNO MISMO

Ahora no contamos con un elenco tan basto, pero esto no era necesario gracias a la gran actuación de Rebeca Hall cuyo rol era todo un reto al tener la mayor parte de las escenas para ella sola; sumergirse en la psique de este personaje lleno de tantos contrastes no debió ser nada sencillo sobre todo al estar en un estado tan trastornado y donde de principio a fin, no deja de demostrar ese dolor y miedo ante tan grande perdida.

Pero la Casa Oscura va más allá de una simple cinta de su género al abordar temas existencialmente profundos tomando de ejemplo sobre realmente lo efímera de la denominada existencia, la depresión ante una perdida tan abrupta o como en muchas ocasiones la depresión logra autodestruirnos a un grado inimaginable. Pero el mas importante de ellos es sobre nuestra filosofía ante la denominada muerte cuya visión puede ser interpretada de tantas maneras gracias a nuestras creencias, culturas o ideologías.

Si realmente buscan ver algo atrapante de principio a fin, esta es la elección perfecta que irradia esperanza de ver este tipo de calidad en futuras producciones y no solo en producciones independientes, sino en el cine comercial.

 

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